La disnea, la taquipnea y el jadeo excesivo son dificultades respiratorias caracterizadas por la falta de aire y alteración de la frecuencia respiratoria. En reposo, el gato debe tener una frecuencia respiratoria entre 20-30 respiraciones por minuto y no debe parecer que esté ejerciendo un esfuerzo para respirar. De todas formas, el ritmo respiratorio depende de muchas variables como el calor o el esfuerzo y por ello es muy importante que conozcas bien a tu gato para detectar cualquier anomalía en la respiración.
Síntomas
Causas
Son múltiples los factores que pueden provocar disnea o falta de aire, entre ellas se encuentran: fosas nasales pequeñas, infecciones, enfermedades de la garganta y tráquea, paladar blando alargado, tumores, edema pulmonar, agrandamiento del corazón, enfermedad del gusano del corazón, hemotórax, neumotórax, derrame pulmonar y bronquitis crónica.
Por su parte, la taquipnea o respiración rápida puede ser ocasionada por hipoxemia,
anemia y tromboembolismo pulmonar. El jadeo anormal en perros puede ser el resultado de ansiedad, dolor, medicamentos, fiebre, acidosis metabólica, obesidad, hipertensión e hipertiroidismo.
Diagnóstico
El veterinario realizará un examen físico donde observará detenidamente la manera en cómo respira el gato y buscará sonidos específicos en el pecho del animal que permitan identificar el problema. Asimismo, evaluará el color de las encías para detectar si le falta oxígeno e intentará presionar la tráquea del para provocar la tos. Tras finalizar el examen físico, se ordenarán pruebas de rutina que incluyan un hemograma completo, perfil bioquímico, examen de heces y análisis de orina.
Las radiografías de tórax, imágenes de ultrasonido y electrocardiofía podrán mostrar posibles afecciones cardíacas y pulmonares. Las muestras de líquidos, broncoscopia y biopsias son procedimientos adicionales para descartar posibles tumores, líquido sanguinolento entre otros factores que desencadenan problemas respiratorios.
Tratamiento
El tratamiento dependerá de la enfermedad subyacente al problema respiratorio. Si el gato no puede respirar, se hospitalizará para suministrarle oxígeno y estabilizar la frecuencia respiratoria y cardíaca.
La actividad física se reducirá según la gravedad del problema. Será necesario seguir las pautas en la toma de medicamentos que indique el veterinario y seguir todos los controles de progreso programados. El pronóstico de mascotas con dificultades respiratorias es reservado y obedecerá siempre a la causa subyacente.