Parálisis canina: pérdida de movimiento corporal en perros
Urgencia: Lo antes posible
Pronóstico: Reservado

La interrupción de la comunicación entre los nervios del cerebro y la médula espinal provoca una incapacidad para coordinar los movimientos del cuerpo. 

Dependiendo del área afectada - sea cerebro, nervios, columna vertebral o músculos- la mascota puede experimentar parálisis total donde el perro no podrá mover sus piernas en absoluto o parcial en cuyo caso el perro sólo parecerá débil o tendrá dificultades para mover los músculos de algunas zonas.

Síntomas

No puede mover las cuatro patas o no puede mover las patas traseras (camina con las patas delanteras mientras arrastra las patas traseras). Dolor en el cuello, la columna vertebral o las piernas. No puede orinar, no controla la orina o gotea orina. Tampoco puede controlar la defecación.


Causas

La parálisis puede ser consecuencia de diversos factores: mielopatía degenerativa, discos deslizantes en la espalda, discospondilitis, infección o inflamación en la columna vertebral, moquillo, meningomielitis, polimiositis, polineuritis, embolus, embolia aórtica, lesión o malformación de la columna vertebral, tumores, parálisis por mordedura de garrapata, fiebre de las montañas, botulismo, embolismo fibrocartilaginoso, hipotiroidismo o miastenia gravis. 

Primero habría que tener claro cuál es la causa de la pérdida de movilidad para poder actuar. En este artículo trataremos el problema de forma genérica. Algunas razas son más propensas que otras a tener problemas de movilidad. Por ejemplo, razas con patas cortas y una espalda larga como la raza Basset hound y salchicha suelen verse afectados por la ruptura de los discos vertebrales que ejercen presión sobre la medula espinal, afección conocida como enfermedad del disco intervertebral. Algunas razas están más predispuestas genéticamente a padecer mielopatía degenerativa como: Corgi galés, Bóxer, Pastor alemán, perro perdiguero de la Bahía de Chesapeake y el Setter irlandés.


Diagnóstico

El veterinario preguntará por el historial de salud del perro, el inicio de los síntomas y los posibles incidentes que podrían haber precedido esta condición, como traumas en la espalda o enfermedades previas e incluso antecedentes genéticos de la mascota. 

El veterinario examinará la movilidad del perro y a la forma en que responde a una prueba de reflejos. Además, evaluará la capacidad para sentir dolor en las cuatros patas, revisando la cabeza y la columna vertebral. Adicionalmente, realizará un hemograma completo, perfil bioquímico y análisis de sangre junto con rayos X, radiografías, tomografía computarizada o imagen de resonancia magnética para tratar de averiguar la causa que provoca los problemas de movilidad.


Tratamiento

El tratamiento variará según las causas de la parálisis y los síntomas. Si el perro se encuentra inmóvil, deberá ingresar en el hospital mientras se establece un diagnóstico. Si sólo presenta dolor, se administrarán medicamentos para ayudar a controlar el dolor. En caso de presentar discos resbaladizos o infección, podrá tratarse con medicamentos antiinflamatorios, cirugía o terapia. 

En algunos casos, si la parálisis no se puede tratar pero el perro está sano, puede ser equipado con una silla de ruedas especial para ayudarlo a moverse.