Parálisis parcial o completa de las extremidades, atrofia muscular, ataxia, pérdida de masa muscular e incapacidad para mantener la postura. Pérdida de la capacidad de controlar la defecación y la orina.
La mielopatía degenerativa es el término médico general que se refiere a la enfermedad de la médula espinal. Se trata de una enfermedad degenerativa que afecta el sistema nervioso central del perro y se produce por la degeneración de los axones y la mielina de la médula..
Si bien la enfermedad puede afectar a cualquier raza y a cualquier edad del perro, los animales de mayor edad suelen padecer la enfermedad. El pronóstico de esta enfermedad no es positivo, ya que la degeneración de la médula espinal del animal, suele acabar en pérdida de numerosas funciones corporales.
Parálisis parcial o completa de las extremidades, atrofia muscular, ataxia, pérdida de masa muscular e incapacidad para mantener la postura. Pérdida de la capacidad de controlar la defecación y la orina.
La causa de la mielopatía degenerativa es desconocida. Aunque parece que hay un vínculo genético con el gen SOD1, no hay evidencia clara que respalde la presencia de una mutación genética y la probabilidad de que la enfermedad afecte a un perro. Algunas razas están más predispuestas a padecerla, estas son: Pastór Alemán, Pembroke y Cardigan Welsh Corgi, los Perdigueros de la Bahía de Chesapeake, Setters irlandeses, Bóxer Collies, Ridgebacks de Rhodesian y Poodles.
Para el diagnóstico de la mielopatía degenerativa, el veterinario tendrá que ir descartando otras enfermedades que puedan provocar los mismos síntomas. Para ello, el veterinario necesitará realizar analíticas para descartar problemas de infecciones y enfermedades inmunológicas. También utilizará pruebas de imagen para ver el daño potencial de la médula espinal. La resonancia magnética y la tomografía computarizada se pueden usar para observar diversas compresiones y enfermedades que son posibles dentro de la médula espinal, como una hernia de disco, que se pueden tratar. Además, también se puede examinar el líquido de la médula espinal para detectar una enfermedad inflamatoria.
Finalmente, el veterinario podría solicitar una prueba genética que pudiera confirmar el diagnóstico si existiera alguna mutación del gen SOD1.
No existe ningún tratamiento para la mielopatía degenerativa. La atención de apoyo es la única opción de tratamiento actual para retrasar el avance de la enfermedad. El ejercicio ha mostrado cierta efectividad en retrasar la atrofia de la médula espinal. Hay que evitar que el perro engorde porque la presión en la columna sería mayor y la degeneración se aceleraría. El veterinario podría sugerir ejercicios de rehabilitación y fisioterapia y en algunos casos el uso de ayudas ortopédicas para que el perro pueda moverse.
En general, el pronóstico a largo plazo es malo para los animales que han sido diagnosticados con esta enfermedad, ya que es de naturaleza degenerativa.
La paraplejia generalmente ocurre dentro de los seis a nueve meses del diagnóstico inicial. El monitoreo de la condición debe ser continuo, con exámenes neurológicos y muestras de orina tomadas para tratar infecciones que puedan ocurrir. A medida que el perro se vuelve cada vez más incapaz de caminar, se recomienda una almohadilla cómoda y un giro frecuente para prevenir las llagas en la cama. También se recomienda que el pelo del perro se mantenga corto para que las lesiones de la piel tengan menos probabilidades de desarrollarse.