Regurgitación, pérdida de reflejos, vómitos, cambio de voz, intolerancia al ejercicio, debilidad, fatiga, calambres con ejercicio leve, pérdida de masa muscular, exceso de babeo, dificultad para respirar y falta de parpadeo.
La miastenia gravis es un trastorno provocado por una mala transmisión de señales entre los nervios y los músculos. Normalmente acaba provocando debilidad muscular que principalmente afecta a los ojos, a los nervios faciales, a las mandíbulas y a la deglución. Sin embargo, podría afectar a cualquier otro músculo del cuerpo.
La acetilcolina es una molécula neurotransmisora que producen las neuronas para transmitir el impulso nervioso. Estas son detectadas por los receptores de acetilcolina en las terminaciones neuromusculares cuando el perro quiere mover un musculo.
Regurgitación, pérdida de reflejos, vómitos, cambio de voz, intolerancia al ejercicio, debilidad, fatiga, calambres con ejercicio leve, pérdida de masa muscular, exceso de babeo, dificultad para respirar y falta de parpadeo.
La miastenia está causada por un déficit de receptores de acetilcolina. Podemos distinguir entre:
El veterinario preguntará sobre los síntomas y necesitará un examen físico del perro en busca de una posible debilidad o parálisis muscular. Si pensara que el perro puede estar enfermo, el veterinario podría empezar por una prueba de Tensilón. Consiste en administrar un fármaco de forma intravenosa y los perros con miastenia experimentan una mejora en la debilidad. No es una prueba definitiva pero sí sencilla y rápida.
El veterinario también puede buscar anticuerpos contra la acetilcolina en un análisis de sangre que confirmaría una miastenia gravis inmunomediada o una electromiografía para detectar si la reacción de los músculos ante corrientes eléctricas nerviosas es normal o no. El veterinario también puede realizar una biopsia de los músculos para detectar otras enfermedades.
El veterinario también comprobará el funcionamiento de la tiroides y explorará el tórax para buscar un agrandamiento del esófago y neumonía por aspiración.
El perro será hospitalizado para ayudarle en la respiración y en la alimentación hasta que se defina la medicación apropiada para el tratamiento que consistirá en fármacos que aumentan la concentración de acetilcolina en los receptores. El veterinario puede recetar medicamentos anticolinesterásicos que mejoren la transmisión neuromuscular.
Si se detectara algún tumor durante el diagnóstico, entonces también sería aconsejable realizar una cirugía. Si se diagnosticara una miastenia gravis inmunomediada, entonces el veterinario podría recetar corticoesteroides u otros inmunosupresores.
Una vez definido el tratamiento adecuado, el perro debería recuperar la fuerza en todos los músculos afectados. No es una enfermedad que desaparezca, pero con una correcta medicación es una enfermedad que se puede sobrellevar.