El tratamiento dependerá de la causa. Si la inflamación de la vesícula biliar ha sido causada por bacterias normalmente el veterinario recetará antibióticos. Si el veterinario detectara presencia de cálculos biliares recetará medicamentos para disolverlos en los casos leves o aplicará cirugía. En los casos que encontrara que los órganos próximos comprimieran el conducto biliar, el veterinario tratará de solucionar el problema y solucionar las respectivas inflamaciones.
Si la vesícula biliar estuviera muy dañada, el veterinario optará entonces por extirparla. Los perros, al igual que las personas, pueden vivir una vida normal sin vesícula biliar. Durante la operación, el veterinario estará atento a la fuga de bilis y a la disminución de la presión arterial. Puede ser necesarias una transfusión de sangre completa si el perro tiene tendencia a hemorragias o si ha perdido mucha sangre. También puede ser necesaria la introducción de líquidos por vía intravenosa y la transfusión de plasma.
El veterinario determinará las pruebas de control y exámenes físicos una o dos veces al mes hasta que los resultados sean normales. Cabe la posibilidad de que la enfermedad vuelva o se presenten complicaciones. Mucho cuidado con la actividad del perro durante la curación porque una ruptura del tracto biliar puede provocar retrasos en su recuperación.