Tos, dificultad para respirar, intolerancia al ejercicio, debilidad, frecuencia cardíaca lenta y desmayo.

Entre las causas que generan el bloqueo cardiaco de tercer grado se incluyen los defectos cardiacos congénitos, fibrosis idiopática, inflamación del corazón, endocarditis (infamación del revestimiento del corazón), neoplasias,  amiloidosis, desequilibrios electrolíticos, infarto del miocardio, enfermedad de Lyme y enfermedad de Chagas.

Tras realizar un examen físico completo, tomando en cuenta el historial clínico de su mascota, el veterinario efectuará pruebas estándar de laboratorio que incluyen recuento sanguíneo completo, un análisis de orina y perfil bioquímico. Asimismo se registrará la actividad del corazón con un electrocardiograma. 

En animales donde se ha encontrado actividad eléctrica anormal y con síntomas asociados a problemas cardiacos, se utilizará una ecocardiografía (ultrasonido cardíaco) y la ecografía Doppler que proporcionará imágenes detalladas del corazón y permitirá calcular la rapidez del flujo sanguíneo útil para detectar defectos de válvulas cardiacas. 

La terapia busca eliminar el bloqueo de los impulsos eléctricos en el nodo auriculoventricular por medio de un marcapaso, dispositivo usado para regular los latidos y resolver los problemas de conducción de impulsos eléctricos. La cirugía es posible pero es más arriesgada. Los marcapasos pueden ser temporales o permanentes.  

Si a su perro se le ha implantado un marcapaso, necesitará cuidados adicionales y descanso absoluto en jaula para evitar que el marcapaso se mueva o detectar rápidamente cualquier mal funcionamiento del dispositivo. Su veterinario programará visitas regulares para realizar una radiografía de tórax y evaluar la actividad eléctrica del corazón. El pronóstico a largo plazo de los perros con bloqueo cardiaco completo es malo.