Los gatos ocultan los síntomas de las enfermedades, por lo que es posible que no notes nada específico: con suerte podrás detectar que el gato está disminuyendo la velocidad o que ya no se sube a la cama.
Es poco probable que los gatos con osteoartritis muestren los signos típicos de dolor articular, como cojera, aunque puede ser evidente una marcha rígida, una disminución de la amplitud de movimientos y un aumento de la irritabilidad. También podría detectar dificultades para asearse, para saltar los muebles o para acceder a la caja de arena.
La osteoartritis en los gatos no tiene un impacto inmediato y grave. Es un deterioro lento; tomará mucho tiempo entre el inicio de la degeneración y cuando pueda empezar a ver los síntomas.