El tratamiento dependerá de la gravedad de la enfermedad. Si no fuera muy grave, con un tratamiento conservador, probablemente se pueda solucionar. En estos casos el veterinario recetará reposo, fisioterapia y medicamentos antiinflamatorios y suplementos para las articulaciones como la glucosamina o la condroitina.
Si los dolores o problemas de movimiento fueran graves, entonces el veterinario planificará una cirugía correctiva. Puede utilizar técnicas de artroscopia para llegar al área y eliminar los fragmentos de cartílago y limpiar la zona afectada. Asimismo, se prescribirán medicamentos antinflamatorios durante unos días después de la cirugía.
La actividad física debe restringirse durante 4-6 semanas después de la intervención quirúrgica, pero se recomienda el movimiento temprano, activo y terapéutico de las articulaciones afectadas para una mejor curación. Igualmente, debe controlarse el peso del perro para disminuir el estrés sobre las articulaciones y evitar que corra libremente sobre superficies duras. Si la enfermedad no fuera tratada, el perro acabaría desarrollando artritis y el daño articular sería permanente.