Renomegalia en gatos
Urgencia: Puede esperar
Pronóstico: Reservado

La renomegalia es una afección en la que uno o ambos riñones son anormalmente grandes, comprometiendo al sistema respiratorio, nervioso, hormonal, urinario y digestivo.


Síntomas

En ocasiones el gato es asintomático, o no muestra ningún signo. Sin embargo, algunos de los síntomas más comunes vistos en gatos con renomegalia incluyen:

  • Letargo
  • Anorexia
  • Vómitos
  • Diarrea
  • Pérdida de peso
  • Úlceras orales
  • Deshidratación
  • Orina descolorida
  • Membrana mucosa pálida
  • Aliento fétido (halitosis)
  • Dolor abdominal
  • La masa abdominal
  • Abdomen anormalmente grande
  • Uno o ambos riñones palpablemente grandes
  • Exceso de orina y exceso de sed (poliuria y polidipsia)


Causas

Inflamación, infección o cáncer en los riñones es una de las causas más comunes. También puede ocurrir por la obstrucción del tracto urinario, la degeneración de los uréteres, quistes en el tracto urinario, diversas infecciones, abscesos, coágulos en riñones y toxinas. 

También la leptopirosis puede conducir a la renomegalia.


Diagnóstico

El veterinario preguntará por el historial médico y la aparición de los primeros síntomas. En primer lugar, realizará una palpación abdominal y ordenará un perfil químico de sangre, un hemograma completo y un análisis de orina. La palpación abdominal y los ultrasonidos o radiografías, permitirán visualizar la anomalía en el tamaño de los riñones. 

Para los gatos con cáncer, las radiografías torácicas ayudarán al veterinario a determinar si se ha diseminado. La ecografía también permitirá distinguir los detalles estructurales de los órganos internos para que pueda determinar el nivel de inflamación renal o detectar irregularidades en otros órganos. 

La aspiración de líquido renal y una biopsia son procedimientos que permitirán un diagnóstico definitivo.


Tratamiento

El gato será tratado de forma ambulatoria a menos que esté sufriendo deshidratación o insuficiencia renal. Si la renomegalia ha sido causada por infecciones bacterianas, el veterinario recetará antibióticos. Si es por obstrucciones urinarias, entonces recetará cambios de dieta y fluidoterapia. Si se debe a enfermedades inflamatorias, la dieta y medicamentos también sería suficiente. Y en el caso de los tumores habría que recurrir a un tratamiento más agresivo que probablemente incluiría la cirugía y/o la quimioterapia.

En el tratamiento es muy importante evitar los medicamentos que puedan tener un efecto tóxico en los riñones.