Si el perro presenta síntomas de deshidratación, deberá ser hospitalizado y el veterinario debería suministrar una terapia de fluidos. Si ha estado vomitando, el veterinario administrará un antiemético y se podría utilizar un tubo gástrico para alimentar al perro. En caso de presentar hemorragias, el veterinario podría decidir realizar una transfusión de sangre.
Adicionalmente, se podrían recetar antibióticos según la etapa en la que se encuentre la infección. En la etapa inicial, el veterinario podría recetar penicilina y una vez que ya avanzado la infección, se recetarían tetraciclinas, flouroquinolonas o antibióticos similares, debido a que se distribuyen mejor en el tejido óseo.
El perro debe mantener reposo absoluto en una jaula mientras la infección no desaparezca, alejado de niños y otros animales ya que existe el riesgo de contagio entre animales y personas. Para el manejo de los perros infectados o la limpieza de líquidos o productos de desecho es importante usar guantes protectores de látex. Las áreas donde haya orinado, vomitado o dejado rastros de cualquier otro líquido, deben limpiarse y desinfectarse a fondo con desinfectantes a base de yodo o soluciones de lejía.