Si el gato presenta síntomas de deshidratación, deberá ser hospitalizado y suministrársele terapia de fluidos. Si ha estado vomitando, se le administrará un antiemético y se podrá utilizar un tubo gástrico para nutrir al gato. En caso de presentar hemorragias, se realizará una transfusión de sangre.
Adicionalmente, se recetarán antibióticos según la etapa en la que se encuentre la infección. En la etapa inicial, podrá recetarse penicilina y una vez que ya avanzado la infección, se recetará tetraciclinas, flouroquinolonas o antibióticos similares, debido a que se distribuyen mejor en el tejido óseo.
El gato debe mantener reposo absoluto en una jaula mientras la infección desaparezca, alejado de niños y otros animales ya que existe el riesgo de contagio entre animales y personas. Es necesario usar guantes protectores de látex cuando hay que mover al gato o cuando toque líquidos o secreciones. En las áreas donde haya orinado, vomitado o haya dejado rastros de cualquier otro líquido, debe limpiarse y desinfectarse a fondo con desinfectantes a base de yodo o soluciones de lejía.