Los síntomas más usuales son la nariz y la piel hinchada, los estornudos, la secreción nasal, la dificultad para respirar y los ojos llorosos. Estos síntomas que pueden confundirse con infecciones nasales, también pueden ir acompañados de dolor de nariz, rascado excesivo de hocico, movimientos anormales, ojos y nariz hinchada, deformidad facial, sangrado nasal, mal aliento, ojos con pus, pérdida de apetito, pérdida de peso, costras y lesiones en la piel y hasta temblores o convulsiones.