Vómitos, diarrea, úlceras orales, deshidratación, pérdida de peso y de apetito, aumento de orina y de sed, deshidratación, decoloración de la orina, membrana mucosa pálida, mal aliento, letargo, abdomen agrandado, masa abdominal y dolor abdominal.

Inflamación, infección o cáncer en los riñones son las causas más omunes. También puede ocurrir por la obstrucción del tracto urinario, la degeneración de los uréteres, quistes en el tracto urinario, abscesos, coágulos en riñones y toxinas. 

También la leptopirosis puede conducir a la renomegalia.

Deberá proporcionar un historial completo de la salud de su perro, incluido un historial de síntomas y la naturaleza del mismo. Su veterinario ordenará un perfil químico de sangre un hemograma completo y un análisis de orina acompañado de un  examen físico. La palpación abdominal, los ultrasonidos o radiografías, permitirán visualizar la anomalía en el tamaño de los riñones. 

Para los perros con cáncer, las radiografías torácicas ayudarán a su médico a determinar si el cáncer se ha diseminado. La ecografía también permitirá distinguir los detalles estructurales de los órganos internos para que su médico pueda determinar la cantidad de inflamación renal o detectar irregularidades en otros órganos. 

La aspiración de líquido renal y una biopsia son procedimientos que permitirán un diagnóstico definitivo.

El perro será tratado de forma ambulatoria a menos que esté sufriendo deshidratación o insuficiencia renal. Si la mascota está sana, se le recomendará una dieta y ejercicio normal. Igualmente, deben evitarse medicamentos que puedan tener un efecto tóxico en los riñones. 

Se realizará un seguimiento donde se evaluará la recuperación física y el estado físico de su mascota, la frecuencia será determinada según el grado de la enfermedad. Las posibles complicaciones de la renomegalia incluyen insuficiencia renal y desequilibrios hormonales que imitan los cánceres que producen hormonas.