Regurgitación, dolor al tragar (mostrado con lloriqueo o aullidos), falta de apetito y pérdida de peso. Las esofagitis graves pueden incluir síntomas como la fiebre y la salivación extrema.
El reflujo gastroesofágico es una afección caracterizada por un flujo inverso incontrolable de fluidos gástricos e intestinales en el esófago, entre la garganta y el estómago. El ácido gástrico del estómago y otros componentes de los jugos gastrointestinales causan daños en la mucosa que recubre el esófago, pudiendo provocar esofagitis.
Los perros jóvenes tienen mayor riesgo en padecer reflujo, aunque también puede evidenciarse a cualquier edad.
Regurgitación, dolor al tragar (mostrado con lloriqueo o aullidos), falta de apetito y pérdida de peso. Las esofagitis graves pueden incluir síntomas como la fiebre y la salivación extrema.
Las causas pueden ser múltiples. Entre las más comunes encontramos la relajación del esfínter (en caso de perros jóvenes), los vómitos crónicos o prologados, la hernia de hiato congénita presente al nacer, la ingestión de un agente caustico o un tumor en el esófago.
El veterinario preguntará por el historial médico del perro y la aparición de los primeros síntomas de la enfermedad. Si sospechara de la enfermedad, realizará una esofagoscopia. La esofagoscopia permitirá realiza un examen con una cámara interna para ver el revestimiento del esófago y evidenciar cualquier superficie irregular en el revestimiento del moco o sangrado activo en el esófago.
El mejor tratamiento para reducir los reflujos gastroesofágicos es el cambio de dieta. Habría que probar una dieta más digerible pero esto no es algo general. La digestibilidad de los alimentos puede cambiar de un perro a otro y será el veterinario el encargado de definir la mejor dieta para cada caso. Normalmente sugerirá utilizar dietas bajas en grasas y proteínas y tratará que el perro coma porciones pequeñas y frecuentes. El veterinario también podría recetar agentes procinéticos gastrointestinales para limpiar los residuos y mejorar la motilidad.
Si el veterinario viera el esófago muy afectado podría recomendar que el perro no coma durante un par de días o que se use una sonda de gastrostomía para que el esófago pueda descansar y recuperarse por completo. También podría recomendar que coma sólo arroz blanco durante un par de días antes de prescribir una nueva dieta.