Diarrea crónica, pérdida de peso, vómitos, letargo, dificultad para respirar (disnea), abdomen agrandado y patas hinchadas.
Se trata de una afección según la cual existe una pérdida anormal de proteínas del tubo digestivo o la incapacidad de éste para absorber proteínas. La enteropatía por pérdida de proteínas es un tipo de afección que altera la capacidad del sistema digestivo del perro para funcionar correctamente y que acaba en una disminución de las proteínas en sangre, lo cual perjudica su calidad de vida.
Para entender la importancia de esta condición, explicamos el funcionamiento del sistema digestivo del perro. Desde el estómago, la comida llega hasta los intestinos donde se separan los elementos útiles para el cuerpo y los que no lo son. Los desechos se separan y son expulsados, mientras que las proteínas fermentan en el intestino y pasan a la sangre. Ahora bien si no se separan correctamente o los intestinos son incapaces de absorber las proteínas, éstas se pierden y son expulsadas con el resto de desechos. Y por otro lado, el perro puede perder proteínas a lo largo del sistema digestivo cuando existe un problema en el sistema linfático. En ocasiones se puede filtrar la linfa, que es un líquido rico en grasas y proteínas, en el sistema gástrico y provocar una pérdida anormal de proteínas (normalmente por causa dela linfangiectasia)
Aunque esta condición puede afectar a cualquier raza o edad de perro, algunas son más propensas que otras a sufrir de enteropatía perdedora de proteínas, incluido el terrier de trigo de capa blanda, el basenji, el Yorkshire terrier y el lundehund noruego.
Diarrea crónica, pérdida de peso, vómitos, letargo, dificultad para respirar (disnea), abdomen agrandado y patas hinchadas.
El veterinario preguntará por el historial médico del perro y por los síntomas detectados. Para establecer el estado general de salud realizará las pruebas analíticas estándar: examen físico completo, hemograma, perfil bioquímico y análisis de orina. Si el perro pierde proteínas por los intestinos, los niveles de vitaminas en la sangre serán bajos.
También realizará pruebas sobre muestras fecales para descartar otras enfermedades como parásitos intestinales o infecciones. En las heces también podría medir la alfa- antitripsina para confirmar la pérdida de proteínas.
Mediante rayos X y ultrasonidos del tórax y el abdomen del perro, el veterinario buscará ulceraciones o tumores internos así como el funcionamiento normal del corazón. Para una mejor visión del estómago y los intestinos del perro se puede realizar una endoscopia. Con este procedimiento se descubren tumores y úlceras en el intestino o las paredes del estómago. Con la endoscopia se pueden también tomar muestras de tejido para realizar una biopsia.
Dependiendo de la enfermedad que subyace detrás de la pérdida de proteínas a través de los intestinos se establecerá el tipo de tratamiento. Podría requerir desde antibióticos si la causa fuera una infección hasta una cirugía si fuera un tumor.
De todas formas, es habitual que el veterinario establezca un plan de dieta y de ejercicios que ayuden a que el cuerpo del perro absorba una mayor cantidad de nutrientes. La dieta debería ser baja en grasas, con carbohidratos de fácil digestión y proteína. A ser posible se debería seguir una pauta de varias comidas al día para ayudar a mejorar la absorción de nutrientes. En casos extremos, es posible que sea necesaria una transfusión de sangre si el nivel de proteína es peligrosamente bajo. El veterinario también recetará suplementos para reestablecer las proteínas, vitaminas y minerales.
Será necesario un seguimiento de la enfermedad basado en análisis de sangre completos y perfiles bioquímicos para asegurar la estabilidad de los niveles de proteína. También es esencial vigilar que el perro no tenga exceso de fluido en el estómago y problemas respiratorios.