La mayoría de los gatos con FeFV positivo son asintomáticos y gozan de buena salud. Sin embargo, algunos expertos sugieren que la infección está relacionada con la enfermedad mieloproliferativa y la poliartritis progresiva crónica, posiblemente debido a la alta probabilidad de coinfección con el virus de inmunodeficiencia felina (FIV).
En estos casos, el gato mostrará articulaciones hinchadas, marcha anormal y nódulos linfáticos agrandados.