En la actualidad, no existe tratamiento disponible para revertir el daño pero sí se pueden tratar los efectos secundarios, que podrán variar de un paciente a otro. En las etapas iniciales el veterinario podría recetar antiinflamatorios y analgésicos contra el dolor. Pruebas de laboratorio indican que algunos medicamentos como el succinato de metilprednisolona sódica o el compuesto de 21-aminoesteroides pueden detener la progresión de la enfermedad; pero no se ha demostrado totalmente su eficacia.
El pronóstico es malo en perros con mielomalacia. La parálisis es permanente y el veterinario podría recomendarle la eutanasia con el propósito de que el perro no sufra. Cuando la necrosis llega a la quinta vertebra cervical, las neuronas del nervio frénico quedarán afectadas y se paralizará el diafragma y esto provocará un fallo respiratorio.