El perro será tratado de forma hospitalaria, mientras se administran líquidos y antibióticos. La terapia de fluidos se realizará vía intravenosa durante 4 a 6 horas.
El alivio de la obstrucción del tracto urinario es la prioridad del veterinario y el tratamiento dependerá de la causa. Si el riñón todavía no estuviera muy afectado y pudiera recuperar el funcionamiento normal, el veterinario podrá recetar antiinflamatorios o antibióticos para mejorar infecciones, intervenir quirúrgicamente o colocar un catéter para restablecer el flujo urinario. Si uno de los riñones estuviera afectado, se podría plantear extirparlo puesto que el perro podría vivir con el otro. Y si la hidronefrosis afecta a los dos riñones y causa insuficiencia renal, el veterinario tratará al perro con dietas renales, manejo de fluidos y control de electrolitos.
La extracción de orina del riñón generalmente no es necesaria a menos que esté infectada.
El veterinario programará citas de seguimiento cada dos a cuatro semanas después de que la obstrucción haya sido eliminada con éxito para controlar el progreso. Se realizarán análisis de sangre en cada cita para asegurarse de que los niveles de nitrógeno ureico y creatinina en sangre hayan descendido a niveles normales.