Sangre en la orina, vómitos, infecciones recurrentes del tracto urinario, dificultad para orinar, y ganas de orinar frecuente con un volumen pequeño de producción. Pueden aparecer otros síntomas, pero varían según la ubicación y el tipo de las piedras.
Algunos nefrolitios pueden estar "inactivos"; lo que significa que no están infectados, no aumentan progresivamente y no causan obstrucción o signos clínicos. Los cálculos renales inactivos pueden no requerir ninguna intervención, pero deben ser monitoreados periódicamente (a través del análisis de orina, por ejemplo) para detectar cualquier cambio.