Si el perro no está en una situación crítica, se programará una operación y en casa debe permanecer en un lugar fresco y ventilado porque es importante asegurar una temperatura normal del perro. También se debería reducir el movimiento y no usar collares para que en ningún momento le falte el aliento.
En caso de parálisis, el tratamiento quirúrgico es el más indicado. Si presenta traumatismo en la tráquea, una traqueotomía temporal le puede salvar la vida y una traqueotomía permanente podrá mejorar su calidad de vida. En caso de cáncer, el tratamiento es variado sin embargo la extirpación quirúrgica puede aliviar la condición acompañado de radioterapia.
Será siempre necesario un seguimiento veterinario para asegurar que la afección no deriva en una neumonía por aspiración. Es algo bastante frecuente porque en la operación suele dejarse la laringe en la posición de “abierto” y se elimina su función de "protección".
Normalmente después de la operación, si ésta ha sido exitosa, el perro suele volver a tener una buena calidad de vida y pronto recuperará su actividad y tolerancia al ejercicio. Si se detectara que la operación ha tenido algún problema, lo mejor es volver a intervenir para solucionarlo. En algunos casos, tras la operación, el perro pierde su voz y el veterinario podría tratarlo con esteroides. Los perros que sufran la enfermedad de la caja de la voz por cuestiones hereditarias deberían ser esterilizados para no procrear.