Tos, secreción nasal, dificultad para respirar, respiración acelerada e intolerancia al ejercicio. Estado de ánimo alterado, vómitos, dificultad para tragar, pérdida de apetito y de peso y regurgitación. Aumento del ritmo cardíaco.

Podemos encontrar causas internas que bloquean los pulmones como vómitos o regurgitación.

O también causas externas como por ejemplo agua, sonda mal puesta o alimentos.

Primero el veterinario auscultará al perro. También realizará una palpación de abdomen y/o radiografías para detectar inflamaciones.

Si hubiese líquido en los pulmones, será de utilidad extraerlo para analizar si hay o no infección bacteriana. Un cultivo de bacterias permitirá definir de qué tipo son y cuál será el antibiótico más eficaz para el tratamiento.

Si el perro está grave, el veterinario deberá estabilizarlo con una terapia de oxígeno. Una vez estabilizado, lo primero será despejar las vías del sistema respiratorio.

El tratamiento debe ser rápido porque los tejidos se ven afectados rápidamente ante la falta de oxígeno. Si el problema viene por vómitos o regurgitación, el veterinario tratará de alimentar al perro por goteo intravenoso.

Una vez solucionado, para una buena recuperación será bueno hacer ejercicio porque estimula la tos para despejar vías respiratorias

La neumonía aspirativa es peligrosa y puede requerir hospitalización y cuidados intensivos del perro.