Encefalopatía hepática: Trastorno cerebral por enfermedad hepática en perros
Urgencia: Puede esperar
Pronóstico: Reservado

La encefalopatía hepática es un trastorno metabólico que afecta al sistema nervioso central, cuando el hígado es incapaz de liberar al cuerpo de las toxinas de la sangre. Este trastorno puede ser congénito o adquirido.

Síntomas

Falta de apetito, confusión y desorientación principalmente después de las comidas, vómitos, diarrea, dar vueltas en círculo, agresión repentina, aumento de sed, letargo y/o somnolencia, convulsiones, ceguera, orina frecuente en pequeñas cantidades y salivación excesiva. Puede llegar al coma.

Causas

Algunas de las causas que originan la encefalopatía hepática son: insuficiencia hepática súbita, alcalosis, potasio bajo en sangre, antibióticos y antihistamínicos, sangrado en el intestino, infecciones, trasfusiones de sangre y anomalía vascular porto sistemática. Por último, también podría ser congénita y puede estar presente al nacer. Este puede ser el caso del Shunt portosistémico que es una desviación del flujo sanguíneo que evita que la sangre pase por los filtros de desintoxicación del hígado.

Diagnóstico

El veterinario realizará una inspección física del perro y preguntará por el historial médico incluido la aparición y descripción de los primeros síntomas. El veterinario también ordenará un perfil químico de sangre, un hemograma completo, análisis de orina y un panel de electrolitos. En estas pruebas analíticas podrá detectar un aumento de enzimas hepáticas, de toxinas y ácidos biliares.  

Para detectar el problema hepático, las imágenes de rayos X y ultrasonido permitirán al veterinario examinar visualmente el hígado en búsqueda de alguna anormalidad.

En caso de sospechar del problema pero no ser visible, el veterinario podría una biopsia para llegar a un diagnóstico concluyente.

Tratamiento

En la mayoría de los casos es necesaria la hospitalización. Se diseñará una dieta especial junto con oxigenoterapia y terapia de líquidos con electrolitos y suplementos vitamínicos. En los tratamientos se procurará disminuir la concentración plasmática de amoníaco: se recomienda disminuir el nivel de proteínas en la dieta y también el uso de fármacos que provoquen una disminución del paso de amoníaco a la sangre como los disacáridos no absorbibles. El veterinario puede recetar lactulosa para reducir la absorción de amoníaco o antibióticos como el metronidazol, la neomicina o la amoxicilina que reducen las bacterias productoras de amoníaco del organismo.

El perro debe tener reposo absoluto, alejado de cualquier perturbación y abrigado durante su recuperación. En algunos casos requerirá de alimentación por sonda. El veterinario para ayudar en la recuperación también puede recetar anticonvulsivos o suplementos para mejorar la función hepática.

Si el problema es de origen congénito, la mejor opción para resolver la afección es la cirugía. 

El veterinario programará citas de seguimiento para su perro de acuerdo con el estado de enfermedad subyacente. Si su mascota empieza a perder peso o a empeora, acuda inmediatamente al médico.