En la mayoría de los casos es necesaria la hospitalización. Se diseñará una dieta especial junto con oxigenoterapia y terapia de líquidos con electrolitos y suplementos vitamínicos. En los tratamientos se procurará disminuir la concentración plasmática del amoníaco: se recomienda disminuir el nivel de proteínas en la dieta y también el uso de fármacos que provoquen una disminución del paso de amoníaco a la sangre como los disacáridos no absorvibles.
El perro debe tener reposo absoluto, alejado de cualquier perturbación y abrigado durante su recuperación. En algunos casos requerirá de alimentación por sonda.
Si es de origen congénito, la mejor opción en la cirugía para resolver la afección.
Su veterinario programará citas de seguimiento para su perro de acuerdo con el estado de enfermedad subyacente. Si su mascota empieza a perder peso o a empeora, acuda inmediatamente al médico.