Jadeo, letargo, deshidratación, fiebre, debilidad muscular, pérdida de peso, falta de apetito, sangre en la orina, sed excesiva, orina frecuente y dificultad para orinar.
La acidosis tubular renal (ATR) se caracteriza por un trastorno en los riñones que no permite eliminar un exceso de ácidos en la sangre del perro. Es poco frecuente en perros y menos en gatos pero se debe a la incapacidad del riñón de eliminar los ácidos de la sangre a través de la orina.
Los perros con ATR también presentan unos altos niveles de potasio en sangre.
Podemos distinguir dos tipos de ATR primarias: tipo 1 o distal que implica que los riñones no pueden secretar los iones de hidrógeno necesarios para la retención del ácido y tipo 2 o proximal que es menos común y se caracteriza por la incapacidad de los túbulos de reabsorber el bicarbonato que se pierde por la orina y es un componente clave en el equilibrio ácido-base del organismo.
Jadeo, letargo, deshidratación, fiebre, debilidad muscular, pérdida de peso, falta de apetito, sangre en la orina, sed excesiva, orina frecuente y dificultad para orinar.
Algunas veces esta condición es idiopática pero normalmente tiene su causa en una infección del riñón o del uréter.
El veterinario realizará un examen físico y preguntará por el historial veterinario del perro. También encargará los tests más usuales: perfil químico de sangre, conteo sanguíneo, análisis de orina y panel de electrolito para descartar enfermedades subyacentes.
Los resultados del panel de electrolítos junto con un análisis de gases sanguíneos será el que muestre la acidosis metabólica.
El perro será hospitalizado hasta que se normalice la acidosis metabólica. Es necesario reestablecer el equilibrio ácido-base del cuerpo y ayuda a ello el bicarbonato de sodio o citrato de sodio y el citrato de potasio.
El veterinario programará visitas de seguimiento para ver la evolución y controlar posibles enfermedades subyacentes. Si no hubiera ninguna enfermedad subyacente, el pronóstico es bueno.