Yersinia pestis: Peste canina
Urgencia: Atención inmediata
Pronóstico: Malo

La infección por la bacteria Yersinia pestis o peste, es una enfermedad poco común en perros. La bacteria está presente en todo el mundo y los portadores de esta enfermedad incluyen ratas, ardillas y ratones siendo transmitidos cuando un roedor muerde o es mordido por un perro. La infección viaja rápidamente a los ganglios linfáticos y como resultado ocurre una rápida multiplicación de los glóbulos blancos, acumulación anormal de líquido con hinchazón, así como también heridas en la piel. 

La peste es transmisible a los humanos y se debe tener cuidado con las pulgas y los fluidos corporales de un animal si se sospecha que está infectado con la bacteria Yersinia sp.

Síntomas

Hay tres formas de peste: la peste bubónica, la peste neumónica y peste septicémica. La peste bubónica es la más común en perros y los síntomas son ganglios linfáticos inflamados y doloridos, fiebre, vómitos, diarrea, deshidratación, depresión, agrandamiento de las amígdalas, falta de apetito, letargo y pérdida de peso. El período de incubación normal para la peste bubónica es de entre dos y siete días después de que el perro haya sido infectado. 

En el caso de la peste neumónica, se producirá una infección pulmonar con tos y dificultades respiratorias; y con peste septicémica, los mismos síntomas que la peste bubónica aparecerán junto con la infección sistémica de la sangre que provocará sangrados y fallos orgánicos.

Causas

Contacto directo con pulgas o roedores o animales infectados con la bacteria Yersinia pestis.

Diagnóstico

Deberá proporcionar un historial completo de la salud de su perro, incluido un historial de síntomas y la naturaleza del mismo así como posibles incidentes que lo hayan provocado. 

El veterinario realizará un examen físico completo para verificar si hay hinchazón alrededor del cuello y la cabeza, el hígado y los riñones, y para detectar signos de deshidratación, fiebre e infección pulmonar. También ordenará un perfil químico de sangre, muestras de cultivo de fluidos y pruebas de riñón e hígado. La infección se confirmará con pruebas de laboratorio: PCR, cultivos o serología.

Tratamiento

La mortalidad es alta en perros que no reciben tratamiento temprano y eficaz. El perro requerirá de hospitalización para tratar los síntomas graves, recibir terapia de fluidos así como la administración de antibióticos. Los tratamiento antibióticos que recetará el veterinario serán agresivos: normalmente estreptomicina, gentamicina o doxiciclina. Durante el tratamiento el perro deberá permanecer aislado para evitar la propagación de la bacteria.

El control continuo de pulgas y el manejo de roedores es una necesidad. La prevención es el mejor remedio.