Las más típicas son el mal aliento, el babeo excesivo y en ocasiones la dificutad para tragar. En situaciones graves en las que el gato sufra mucho dolor también se puede detectar pérdida total de apetito y de peso. Otros signos incluyen lesiones dolorosas en las encías e inflamación que rodea completamente al diente. Esta inflamación también puede extenderse al paladar.