Aumento de frecuencia de defecación, diarrea con sangre mucosa, tenesmo (sensación de que uno tiene que defecar) y pérdida de peso. Si la enfermedad se desarrolla puede conllevar debilidad.
Esta enfermedad se caracteriza por la inflamación grave del colon, lo cual produce un aumento de la mucosa, ulceración y distorsión de la arquitectura glandular normal.
La inflamación del colon está provocada por histiocitos positivos en ácido Schiff (PAS). Los histiocitos son los glóbulos blancos grandes que residen en el tejido normal, donde ingieren microorganismos infecciosos y partículas extrañas.
Los Boxer de menos de dos años son los perros más afectados aunque también se han dado casos en Bulldog Franceses y otras razas como Bulldog Inglés o Doberman.
Aumento de frecuencia de defecación, diarrea con sangre mucosa, tenesmo (sensación de que uno tiene que defecar) y pérdida de peso. Si la enfermedad se desarrolla puede conllevar debilidad.
Esta enfermedad es rara y, aunque se desconoce su origen, se cree que está provocada por componentes infecciosos. Es posible que exista un componente genético que la produzca pero aún es desconocido.
Se aplicará el diagnóstico diferencial. El veterinario inspeccionará con profundidad los síntomas visibles, descartando las causas más comunes. Se analizará al perro para averiguar si hay síntomas de EII no histiocítica, de colitis infecciosa, de colitis parasitaria o de la colitis alérgica.
Existen otras enfermedades con síntomas parecidos como la invaginación ileocólica, el adenocarcinoma, los pólipos colorrectales y el síndrome del intestino irritable.
Los métodos para establecer el diagnóstico incluyen examen de las heces, frotis, cultivo bacteriano de patógenos, imágenes abdominales y colonoscopia con posterior biopsia.
Este último método puede mostrar ulceraciones en forma de puntos rojos irregulares así como pliegues mucosos gruesos, áreas de tejido granulosas, ulceración evidente y estrechamiento del intestino. Es necesario tomar varias muestras para la realización de la biopsia.
Se impone un cambio de dieta que incluya suplementos de fibra de media fermentación. El veterinario dará información sobre la posibilidad de aparición de nuevo de la enfermedad y si se va a convertir en crónica.
Es necesario controlar el peso corporal cada una o dos semanas, especialmente al principio. Dependiendo del diagnóstico, el perro puede necesitar antibióticos de por vida.