- Acumulación de líquido en la cavidad abdominal y/o torácica
- Falta de mensturación y apetito sexual
- Celo persistente
- Pyometra (abdomen lleno de pus)
- Calvicie bilateral y simétrica
- Masculinización (exceso de testosterona)
El propietario de una gata sin castrar tiene que vigilar sus ciclos menstruales para detectar cualquier anomalía. Los quistes o tumores ováricos son una de las afecciones reproductivas más habituales en las gatas y, sin embargo, es frecuente que pasen desapercibidos y que no se les preste la debida atención.
Los tumores ováricos en las hembras pueden clasificarse en tres:
Desconocida
Para el diagnóstico será necesario que se aporte toda la información posible sobre los síntomas que puedan ser apreciados por el dueño. Y además:
La posible metástasis se puede revelar gracias a los rayos X. El veterinario realizará fotografías e imágenes de ultrasonido del abdomen y del tórax para buscar la presencia de más tumores.
Las radiografías pueden mostrar una masa abdominal grande o muy grande en una o dos partes cerca del riñón y también acumulación de líquido en la cavidad abdominal. Para una información más precisa se utilizan las imágenes de ultrasonido. Para comprobar la existencia de líquido excesivo en el revestimiento pleural o en el abdomen, el veterinario realizará una citología.
En el caso de tumores muy pequeños y que están solos, el veterinario suele recomendar una intervención quirúrgica para extirpar dicho tumor. Si el tumor es maligno, la biopsia del mismo puede ser fundamental para el diagnóstico definitivo. El examen histopatológico que rastrea cambios en el tejido permite comprender mejor por qué crece el tumor.
Como hemos apuntado antes, un tumor benigno se extirpa y apenas requiere hospitalización. En estos casos, la gata se recupera muy bien. Los tumores malignos extirpados a tiempo también tienen buen pronóstico.
Un tumor maligno extendido por el cuerpo puede se tratado con quimioterapia. A veces incluso se cura por completo, pero el pronóstico siempre es reservado.
Son imprescindibles las visitas al veterinario cada tres meses para comprobar si los tumores crecen, han desaparecido o han producido metástasis.