Los síntomas más comunes de los síndromes de intestino irritable son la diarrea crónica y ocasional del intestino grueso, que incluye el paso frecuente de pequeñas cantidades de heces y moco, y el estreñimiento (disquinesia). También puede producirse dolor abdominal, hinchazón, vómitos y náuseas. Algunos gatos pueden mostrar dolor al tocar la zona abdominal.