Pupila ocular de tamaño más pequeño, elevación anormal del párpado interno ubicado entre la córnea y la esquina interna de los párpados (tercer párpado), caída del párpado superior e inflamación de la oreja.

En la mayoría de los casos, la causa es desconocida aunque una lesión del tronco encefálico, un tumor cerebral, una lesión de la médula espinal o infecciones principalmente de las orejas pueden desencadenar este trastorno.

Después de proporcionar el historial detallado de la salud de tu perro, síntomas y posibles incidentes, el veterinario realizará un examen físico completo junto a pruebas estándar de laboratorio: conteo sanguíneo, perfil sanguíneo y análisis de orina. Estas pruebas de laboratorio servirán exclusivamente para determinar otras enfermedades o infecciones presentes. 

La radiografía es útil para evaluar lesiones en cerebro, médula espinal y oído. La tomografía computarizada, la resonancia magnética y la ecografía también son herramientas importantes empleadas en el diagnóstico del síndrome. En algunos casos será necesario tomar una muestra de líquido cefalorraquídeo para su análisis. 

Para confirmar el síndrome de Horner habría que poner en los ojos 1 gota de solución de cocaína al 5-10%. Esta gota normalmente provocará dilatación de la pupila salvo si el perro sufre el síndrome de Horner.

El síndrome de Horner no requiere de un tratamiento específico, aunque su mascota será tratada por las causas subyacentes que provocan los síntomas. Si hay infección, se recetará medicamentos para los ojos y de esta manera, aliviar los síntomas clínicos.