Si la lesión es aguda, aparece una cojera inmediata, hinchazón localizada, calor y dolor.
Los músculos pueden estirarse, pellizcarse o lesionarse directamente, lo que resulta en la interrupción de la fibra, el debilitamiento y la separación de las partes no lesionadas. La estructura muscular puede verse comprometida por afecciones sistemáticas que se repiten. La ruptura puede darse en el medio del músculo o en la unión musculo con tendón.
Los músculos de las extremidades y los músculos masticatorios son las principales zonas afectadas.
Si la lesión es aguda, aparece una cojera inmediata, hinchazón localizada, calor y dolor.
Las causas de la ruptura o el desgarro muscular pueden ser traumas, sobretensión de los músculos, miositis o inflamación y miopatía (enfermedad neuromuscular secundaria a afecciones médicas).
El veterinario realizará un examen físico exhaustivo en busca de evidencia de difusión neurológica y rotura de tendones. Para el diagnostico visual, incluirá rayos X y ultrasonidos para evidenciar defectos y translocaciones de fragmentos óseo, hinchazón y perturbación de la fibra muscular normal.
La resonancia magnética se puede usar para buscar edemas, hemorragias y para localizar la causa del problema. El veterinario igualmente podrá hacer una biopsia del musculo afectado para detectar la presencia del tejido fibroso y la pérdida de células musculares.
El médico también evaluará las articulaciones de su perro en busca de inestabilidad articular o mala alineación.
El tratamiento consistirá básicamente en la reparación muscular con atención inmediata en la lesión con la aplicación localizada de frío seguido de calor y posteriormente, fisioterapia. Los analgésicos y antiinflamatorios deben usarse durante varios días o semanas para controlar el dolor y la inflamación. Se debe restringir la actividad durante unas 4-6 semanas. Podrá ser necesario el uso de dispositivos ortopédicos internos o externos para aliviar la tensión.
La cirugía será indicada para reparar la ruptura muscular y dependerá del tipo de lesión. Por ejemplo, la contractura del manguito rotador responde bien a la escisión quirúrgica del tendón de inserción mientras que la contractura de los isquiotibiales y cuádriceps tiene una tasa de recurrencia del 100% tras la cirugía.
La fisioterapia pasiva sin carga de peso suele ser beneficiosa para la recuperación.