Fiebre, parálisis, convulsiones, excesiva salivación, saliva espumosa, picor, hidrofobia, mandíbula desencajada, incapacidad para tragar, descoordinación, timidez inusual o agresión, excesiva excitabilidad, irritabilidad constante o cambios de actitud.
Hay dos formas de rabia; paralítica y furiosa. La rabia furiosa se caracteriza por cambios de comportamiento extremo, que incluyen comportamiento de ataque y agresivo. La rabia paralítica, también conocida como rabia muda, se caracteriza por la debilidad y la pérdida de coordinación, seguida de parálisis.
Este es un virus que avanza rápidamente y hay que actuar rápido. Ante la sospecha de que el perro haya podido ser mordido por otro animal con rabia hay que llevarlo rápido al veterinario aunque esté vacunado.