Infección en uno o ambos oídos presente durante mucho tiempo, sacude la cabeza mucho, se rasca con la pata trasera en los oídos, dolor al comer, dolor al bostezar y dolor cuando se manipulan las mandíbulas.

La causa más común es una infección del oído medio persistente en el tiempo. Esto puede afectar a cualquier gato pero es más habitual en aquellos con orejas caídas con poca ventilación, con mucho pelo en las orejas, con un canal auditivo estrecho o con una mala higiene.

Primero el veterinario preguntará por la aparición de los síntomas. El veterinario primero realizará una revisión física utilizando el coledoscopio que es un aparato en forma de cono con una luz en el extremo que permite visualizar el interior del oído. El veterinario podrá ver si el tímpano tiene algún daño y si el canal auditivo está inflamado.

Si el veterinario tuviera problemas en la revisión porque el oído estuviera muy inflamado, utilizará aparatos de imagen para ver cómo está el sistema auditivo.

Normalmente lo mejor es la cirugía porque una vez aparece el quiste significa que la infección ya está muy avanzada. Se trata de una intervención delicada si queremos que el gato mantenga intacta su audición. La cirugía también podría afectar a los nervios faciales y conviene ir con cuidado. En la recuperación será muy importante que el gato no tenga acceso a sus orejas. Normalmente durante el post operatorio el veterinario rectará antiinflamatorios y antibióticos para que no se infecte y el uso de un collar isabelino.

En este caso lo mejor es prevenir y tratar los problemas de oídos lo antes posible para evitar tener que llegar a una cirugía como única alternativa para el tratamiento.