El veterinario en primer lugar realizará una exploración física del gato. Durante la exploración se fijará en el rango de movimiento de las articulaciones del gato y si presenta dolor con el tacto.
El veterinario solicitará analíticas de sangre y de orina para ver el estado general de salud del gato. Una alta concentración de glóbulos blancos puede ser un primer indicativo de la enfermedad inmunomediada pero no es concluyente.
El veterinario tendrá que extraer líquido sinovial para su análisis en el laboratorio. Si en el análisis se encontrará una presencia anormalmente alta de glóbulos blancos sin ningún agente infeccioso entonces se confirmaría la enfermedad.
Por último, el veterinario realizará pruebas de imagen como radiografías para ver cómo están la articulaciones. Si la poliartritis fuera no erosiva, que es lo más habitual, significaría que la estructura de las articulaciones no se ha visto afectada pero en algunos casos es erosiva y se destruye el cartílago y el hueso de la articulación y dificulta el tratamiento y la recuperación.