Los signos clínicos asociados a la intususcepción dependerán de la región anatómica de la intususcepción. Si las intususcepciones se producen en las regiones gastroesofágicas, donde se encuentran el estómago y el esófago (intususcepción gastroesofágica o GEI), los signos suelen ser mucho más graves que si se producen en otras regiones.

Además, si hay una obstrucción total, el gato tendrá potencialmente complicaciones graves y síntomas más severos. Ya sea parcial o completa, la obstrucción del tracto gastrointestinal (GI) puede conducir a la hipovolemia, la deshidratación y el compromiso de los sistemas venoso y/o linfático. La obstrucción prolongada puede conducir a la necrosis (muerte del tejido) y a la alteración de la capacidad normal de la barrera mucosa que protege el tracto gastrointestinal, permitiendo que las bacterias y las toxinas sean absorbidas por el tracto gastrointestinal.

Otros síntomas comunes pueden incluir:

• Pérdida de apetito y de peso
• Vómitos
• Vómito sangriento (hematemesis)
• Regurgitación
• Incapacidad para tragar
• Dolor y distensión abdominal
• Dificultad para respirar
• Diarrea con sangre
• Esfuerzo para defecar (tenesmo)

Es todo un reto averiguar qué ha provocado la intususcepción porque cualquier enfermedad que altere la motilidad gastrointestinal puede ser la causa. Las causas más comunes son: un objeto extraño en los intestinos, una operación abdominal reciente, una enteritis, parásitos intestinales, cambios de alimentación o tumores.

El veterinario seguirá un diagnóstico diferencial para ir descartando posibles causas. Preguntará sobre posibles incidentes que hayan podido provocar la intususcepción.

Es importante obtener imágenes de los intestinos para diagnosticar. El veterinario utilizará los rayos X y posiblemente un agente de contraste para seguir el camino que siguen los alimentos en los intestinos para detectar posibles obstrucciones.

También probablemente se analice una muestra fecal para descartar los parásitos intestinales.

El tratamiento normalmente pasa por una cirugía. Con la cirugía a veces se puede revertir la invaginación intestinal pero cuando el intestino está demasiado dañado habrá que extraer la parte afectada y unir los extremos “sanos”. Antes de la operación, para estabilizar la situación, generalmente se trata con una terapia de líquidos (para combatir la deshidratación causada por los vómitos y las diarreas).

También se pueden prescribir medicamentos para evitar la infección y que el gato esté más cómodo. El veterinario tratará de determinar también la causa subyacente y lo más probable es que se prescriban medicamentos y cambio de dieta.

El veterinario fijará una rutina de seguimiento para observar la recuperación. Es importante seguir las pautas porque un 20% de los gatos recaen en la intususcepción.