Muchos gatos con cálculos renales no tienen signos aparentes; es decir, los nefrolitos a menudo no se detectan hasta que se hacen pruebas de diagnóstico para otros problemas médicos. Algunos de los síntomas que pueden presentarse son: sangre en la orina (hematuria), vómitos, infecciones urinarias recurrentes, dificultad para orinar y micción frecuente con un pequeño volumen de orina. Pueden aparecer otros síntomas, pero varían según la ubicación y el tipo de los cálculos.
Algunos nefrolitos pueden estar «inactivos»; es decir, no se agrandan progresivamente y no causan obstrucción ni signos clínicos. Es posible que no sea necesario eliminar los cálculos renales inactivos, pero deben vigilarse periódicamente (por ejemplo, mediante análisis de orina) para detectar cualquier cambio.