El perro necesitará hospitalización. Se le suministrará oxígeno para ayudarle a respirar y líquidos por vía intravenosa para disminuir la presión arterial. Existen medicamentos contra el veneno (antídotos) que el veterinario administrará con cuidado, siempre atento a las reacciones del perro.
La administración intravenosa de relajantes musculares controlarán los espasmos musculares y el dolor intenso. Esto facilitará el descanso y recuperación del perro. Durante algunos días, el pronóstico será incierto.
El veterinario vigilará el lugar de la herida todas las semanas hasta que haya sanado. El perro sufrirá fatiga, debilidad e incluso insomnio durante algunos meses por lo que hay que ser paciente con él.