Parvo en gatos
Urgencia: Lo antes posible
Pronóstico: Reservado

La parvo o panleucopenia felina es una enfermedad viral muy contagiosa (no se transmite a las personas). Está causada por el parvivorus felino (FPV) y la mayoría de casos se observa en gatitos de hasta 6 meses de edad.

La enfermedad puede afectar al aparato digestivo o a la médula ósea. La incidencia del virus es cada vez menor entre los gatos gracias a la vacunación.

Síntomas

La parvo disminuye la capacidad de absorber nutrientes y los síntomas más evidentes son la pérdida de apetito, la fiebre, los vómitos, la diarrea severa con sangre, la pérdida de peso y el letargo. Los gatos con parvo se deshidratan y el corazón latirá demasiado rápido. Cuando acuda al veterinario el gato puede mostrar dolor ante un tacto abdominal y una baja temperatura corporal en lugar de fiebre.

Causas

La enfermedad se contrae con el virus. Y el virus se transmite por vía aérea entre gatos o por vía oral. 

En las heces de un gato infectado hay virus que harán que enferme el gato que entre en contacto con éstas. Y no sólo en las heces sino que también en el pipi o la saliva encontramos el virus. En ocasiones también puede seguir viviendo en el suelo durante más de un año y seguir contagiando (es muy resistente incluso a la limpieza).

Lo más habitual es contraer la enfermedad en sitios con una alta concentración de gatos. Por ello, por ejemplo no es recomendable tener gatos en un refugio hasta que no hayan sido vacunados y presenten una protección adecuada.

A pesar de la vacuna, un gato también puede enfermar porque el virus va mutando o porque no se hayan puesto los recordatorios de la vacuna recomendados.

Diagnóstico

Lo primero será hablar con el veterinario sobre el historial de síntomas, las actividades recientes y la cartilla de vacunaciones.

El veterinario realizará análisis de sangre para detectar bajos niveles de glóbulos blancos, elevados niveles de enzimas hepáticas y desequilibrios electrolíticos. También se realizarán ecografías y radiografías abdominales para ver si los ganglios linfáticos están inflamados.

Finalmente, también existe una prueba específica para detectar el virus en una muestra de heces.

Tratamiento

El tratamiento se centra en controlar los desajustes que pueda causar el virus y fortalecer al sistema inmunológico para que pueda combatir al virus. La tasa de supervivencia es del 70% aunque baja en el caso de los gatitos porque tienen un sistema inmunológico más débil.

En el tratamiento, lo principal es evitar la deshidratación, las infecciones bacterianas en sangre o las hemorragias intestinales. Para ello, los veterinarios utilizarán medicamentos antidiarreicos y antibióticos.

Una vez el gato se haya recuperado, todavía puede contagiar durante 2 meses. Así que es mejor que no entre en contacto con otros gatos en ese periodo. Otro punto importante es la desinfección de todo lo que rodea al gato. Como decíamos, el virus es muy resistente y habrá que desinfectar desde el arenero hasta los juguetes (absolutamente todo lo que haya estado en contacto con el gato).

En el caso de la parvo, lo más importante es la prevención y es muy recomendable la vacunación.