Nocardiosis: Infección bacteriana en perros
Urgencia: Lo antes posible
Pronóstico: Bueno

La nocardiosis es una enfermedad bacteriana infecciosa muy poco común en los perros provocada por bacterias del género Nocardia. Las Nocardia son bacterias grampositivas aeróbicas que viven en el suelo y en materia orgánica en descomposición. La infección puede afectar a varios órganos: respiratorio, muscular, esquelético, piel y nervioso. La infección puede ser localizada y afectar a uno sólo o diseminada y afectar a varios órganos.

Síntomas

Dependen en gran medida del lugar de la infección. Lo síntomas más comunes son la fiebre, la pérdida de peso y el letargo. A partir de allí, si por ejemplo, se produce en la cavidad pleural, que incluye los pulmones y las membranas circundantes, los síntomas pueden incluir la dificultad para respirar, la tos, la fiebre y el letargo. Si es una infección de la piel, los síntomas pueden incluir la presencia de heridas que no cicatrizan, abscesos y nódulos con pus. Y si la infección es diseminada puede incluso acarrear problemas neurológicos.

Causas

La infección suele producirse a través de heridas abiertas en el perro en contacto con materia muerta o en descomposición. También es posible infectarse al inhalar estas sustancias infectadas.

Las bacterias Nocardia spp y raramente la Actinomyces spp son las que normalmente provocan la nocardiosis. Los perros jóvenes, senior o con sistemas inmunológicos deprimidos tienen más probabilidades de infectarse.

Diagnóstico

El veterinario si detecta problemas cutáneos realizará una citología y cultivo de pus o líquido de las lesiones. Si hubiese afectación pulmonar, realizará radiografías y ecografías para determinar el problema.

Para un diagnóstico definitivo, el veterinario ordenará la prueba de tinción de Gram o Ziehl-Neelsen para confirmar la presencia de Nocardias.

Tratamiento

El veterinario normalmente recetará antibióticos y el perro se podrá recuperar en casa. Normalmente no son antibióticos comunes porque la Nocardia es muy resistente. Además el tratamiento se alargará entre 4 y 6 meses. En casos graves, podría ser necesaria la hospitalización para ayudar en la respiración o para aplicar un tratamiento de fluidoterapia. En caso de que la bacteria haya afectado a la piel, también podría ser necesario un drenaje de los abscesos.