El tratamiento buscará reducir el movimiento de los ojos y para ello empezará por tratar la enfermedad vestibular causante. Si la condición está originada por un trastorno vestibular central, los cuidados que suelen ser requeridos son más intensivos. Los perros con una enfermedad vestibular periférica tienen un mejor pronóstico con mayores probabilidades de recuperación.
Se indicará un examen neurológico unas dos semanas después del tratamiento inicial para monitorear la mejoría o progresión de la enfermedad.
Existen medicamentos que pueden recetarse para disminuir los movimientos de los ojos pero serán una medida sólo válida temporalmente. Si el veterinario no pudiera tratar la enfermedad subyacente, también se podría plantear una cirugía para tocar los músculos de los ojos del perro y tratar de dejar la mirada fija y evitar así los nistagmos.
Evite que el perro realice movimientos bruscos durante su recuperación, a fin de evitar mayores complicaciones. Mantenga a su mascota alejada de materiales tóxicos y plomo.