Los síntomas dependen en gran medida de los sistemas afectados. Los más comunes son fiebre y problemas en las articulaciones: inflamación de rodillas, tobillos, caderas o hombros y cojera a largo plazo. Dificultad para moverse y signos generales de incomodidad. Parpadeo intermitente o espasmódico, acumulación de líquido en los ojos, ojos enrojecidos, secreción ocular o conjuntivitis.