Leves síntomas de falta de apetito, fiebre intermitente, orina oscura, apatía, encías de color blanquecino o pálido e infertilidad en ambos sexos.
Si el perro tuviera un sistema inmunológico fuerte, probablemente fuera asintomático.
La micoplasmosis hemotrófica es una infección de los eritrocitos o glóbulos rojos ocasionada por la bacteria Mycoplasma haemocanis. Los perros generalmente no muestran signos de enfermedad ni sufren de anemia severa a menos que se les haya extirpado el bazo. El bazo filtra y elimina las células enfermas. Sólo si el perro no tuviera bazo, sufriría por una sobrecarga de glóbulos rojos dañados.
Leves síntomas de falta de apetito, fiebre intermitente, orina oscura, apatía, encías de color blanquecino o pálido e infertilidad en ambos sexos.
Si el perro tuviera un sistema inmunológico fuerte, probablemente fuera asintomático.
La especie M. haemocanis se transmite principalmente por la picadura de una garrapata o pulga infectada con la sangre del animal enfermo. También se trasmite por contacto directo por mordeduras y por transfusiones de sangre, aunque esta última forma de transmisión es poco frecuente.
El veterinario realizará un examen físico exhaustivo, teniendo en cuenta el historial de la mascota para determinar la naturaleza de los síntomas. Se realizarán pruebas de perfil sanguíneo químico, conteo sanguíneo completo, análisis de orina y un frotis de la sangre. En el análisis de sangre probablemente se detecte una anemia, trombocitopenia y alteraciones hepáticas.
El frotis servirá para identificar los micoplasmas en sangre, mientras que una prueba de reacción de la Polimerasa (PCR) o una prueba de Coombs se podrá realizar para identificar positivamente la presencia de la bacteria.
Si se detecta a tiempo, los antibióticos serán suficientes para tratar la infección acompañados de tratamientos con esteroides para la anemia en caso de estar presente. Pero si el perro estuviera gravemente afectado por la infección, necesitará ser hospitalizado para suministrarle una terapia con fluidos y posiblemente, una transfusión de sangre. De lo contrario, la mascota podría morir.
Se programarán citas de seguimiento para evaluar la condición del perro y determinar el progreso tras una semana de tratamiento, donde se efectuará un recuento de glóbulos rojos y se evaluará los niveles de micoplasma.
La mascota podrá ser portadora de la bacteria aún si los síntomas desaparecieran.