A causa de la gravedad de la enfermedad, el gato deberá recibir tratamiento hospitalario. El veterinario recetará corticoesteroides como prednisolona o metilprednisolona durante unas semanas para controlar la inflamación. El pronóstico dependerá en gran medida de la causa subyacente de la enfermedad no obstante, en la mayoría de los casos, el pronóstico es bueno con síntomas de mejoría en las primeras 72 horas y recuperación completa después de las 6 a 8 semanas.
Si el aumento de eosinófilos que ha provocado la inflamación estuviera causado por una infección parasitaria, el veterinario también recetará antiparasitarios como la ivermectina o el fenbendazol.
En algunos casos, si el gato no responde bien a los corticoesteroides o se tratara la afección muy tarde, el gato podría tener secuelas neurológicas permanentes.