Descoordinación, debilidad, fatiga musculares, temblores, rascado de cuello, movimientos oculares extraños y cambios de comportamiento. Lloros durante la defecación y cambios de postura. Dolor intermitente que se pronuncia más por la noche, sensible al tacto en las áreas de hombro, cuello, oreja y esternón. Rascado compulsivo en el hombro, la oreja, el cuello o el esternón, el rascado es más pronunciado al caminar.