El tratamiento más habitual es complementar la dieta del perro con suplementos de enzimas pancreáticas. Algunos de estos productos se presentan en polvo con lo cual se pueden mezclar con la comida. En otros casos, la presentación es en píldoras. Es posible que el perro necesite además suplementos de vitaminas.
Este tratamiento deberá mantenerse durante toda la vida del perro ya que la mayoría de las causas de la EPI como la atrofia acinar pancreática son irreversibles.
Hay que evitar las dietas altas en grasa y en fibra pues son de digestión más complicada.
El perro necesitará ser controlado semanalmente hasta que desaparezca la diarrea y el perro comience a ganar peso. Es en ese momento cuando las dosis de suplementos de enzimas pueden reducirse.
El veterinario siempre le aconsejará sobre la dieta y el suministro de complementos.