• Descarga de la vulva
• Atracción masculina (debido al flujo vaginal)
• Frotar o arrastrar el área anal sobre objetos o superficies
• Orinar con frecuencia (poliuria), incluso en lugares inadecuados
• Lamer frecuentemente la vagina (debido a la irritación causada por la inflamación)
• Mal olor

La vaginitis puede estar causada por muchos factores:

• Genitales sucios. Si la vulva y el ano no se mantienen limpios es fácil que aparezcan bacterias que causen una infección o inflamación.
• Incontinencia urinaria.
• Tumores vaginales
• Malformaciones vaginales de nacimiento
• Traumas
• Cuerpos extraños que puedan quedar en la vagina (césped, tierra,…)
• Vagina y vulva inmaduras
• Infecciones en el tracto urinario que acaben afectando a la vagina.

El veterinario empezará recopilando información sobre el historial médico y los síntomas detectados. Después realizará una exploración física y revisará la vagina.

Si viera indicios de vaginitis, lo más usual sería tomar una muestra con un hisopo de algodón para analizarlo después en un cultivo bacteriano.

El veterinario también podría pedir una analítica completa de sangre si sospechara de alguna enfermedad subyacente como la diabetes o una vaginoscopia.

En el tratamiento debemos distinguir la vaginitis juvenil de la del adulto. 

La vaginitis juvenil aparece en los cachorros que todavía no ha tenido su primer celo. En estos casos, lo más habitual consiste en limpiar la zona con toallitas húmedas y esperar a que se resuelva. En los casos más graves de vaginitis juvenil se podría recetar algún antibiótico para reducir una secreción excesiva.

En la vaginitis de adulto, el tratamiento dependerá de la causa. Lo más normal será recetar antibióticos para sanar infecciones o cirugía para corregir malformaciones congénitas. También pueden recetarse medicamentos para la incontinencia urinaria.

Lo mejor es prevenir y tratar de que la vagina se mantenga siempre limpia. Normalmente el gato ya lo hace pero conviene alguna revisión.

El pronóstico es bueno.