El tratamiento consistirá en mantener al gato hidratado, las vías respiratorias despejadas y el sistema nervioso funcionando correctamente.
No se le suministrarán medicamentos para tratar está enfermedad salvo que aparezca alguna dolencia relacionada en cuyo caso el veterinario recetará los medicamentos pertinentes para combatirla.
Es necesario que el gato afectado no esté en contacto con otros gatos sanos pues algunos reovirus son contagiosos. El contagio también puede producirse en humanos y es importante que no esté en contacto con bebés y niños pequeños que son especialmente propensos al contagio.
La infección puede reaparecer durante el periodo de recuperación. Si las complicaciones presentan síntomas serios, es preciso llevar al gato al veterinario.