Tos, dificultad para respirar, intolerancia al ejercicio, fiebre, piel azulada, debilidad, letargo, anorexia, pérdida de peso, trastornos gastrointestinales y dolores en todo el cuerpo.
El revestimiento interno del corazón incluyendo las válvulas cardíacas puede inflamarse como consecuencia de una infección y se conoce por endocarditis infecciosa.
La endocarditis infecciosa es rara aunque más común en perros de raza mediana a grande y sobre todo entre los 4 y los seis años. Asimismo, los machos tienen más posibilidades de padecerla que las hembras. Es necesario tratar la infección que ha provocado esta situación antes de que produzca una insuficiencia cardíaca de consecuencias fatales.
La infección puede llegar al corazón desde otras partes del cuerpo como por ejemplo infecciones cutáneas o caries dentales donde hayan sido consideradas problemas menores y no tratadas de manera adecuada. En estos casos, un problema menor puede complicarse dando lugar a una enfermedad muy grave.
Tos, dificultad para respirar, intolerancia al ejercicio, fiebre, piel azulada, debilidad, letargo, anorexia, pérdida de peso, trastornos gastrointestinales y dolores en todo el cuerpo.
Infecciones causadas por patógenos externos que llegan normalmente al corazón después de acceder al torrente sanguíneo. Existen factores de riesgo como la inmunosupresión.
El veterinario primero preguntará por el historial médico del perro y por los síntomas detectados. El veterinario realizará pruebas de conteo sanguíneo completo (CB), perfil bioquímico y análisis de orina. Así se descubrirá información que pueda revelar la infección subyacente y los órganos que están afectados. En este sentido es preferible extraer sangre arterial.
Mediante hemocultivos se determina el agente que ha provocado la infección. Así, el veterinario podrá determinar los antibióticos más adecuados. Con rayos X se determinará la afectación cardíaca y con la ecocardiografía, mediante ultrasonidos, se evaluará el daño valvular y la función cardíaca. Asimismo se medirá la actividad eléctrica del corazón mediante un electrocardiograma (ECG) que registra los movimientos e impulsos del corazón.
La endocarditis infecciosa es un problema serio que suele requerir hospitalización. El tratamiento consistirá en terapia con líquidos y antibióticos para conseguir por un lado que los niveles de fluidos corporales sean correctos y por otro, que la infección quede controlada.
Desgraciadamente, el pronóstico no es bueno, aunque depende de la etapa de la infección y de cómo funcione el corazón. Tras 12 semanas de tratamiento el veterinario volverá a tomar muestras para medir el progreso de la enfermedad y si la infección sigue presente. Una vez desaparecida, se suspenderá el tratamiento con antibióticos.
Las posibilidades de recuperación son muy buenas si la infección es leve, se ha detectado a tiempo y el tratamiento es rápido y agresivo. El seguimiento detallado también ayuda a una buena recuperación.