Mojar o ensuciar la casa, somnolencia, exceso de voz, hiperexcitabilidad, ceguera, convulsiones, hinchazón en la cabeza, ojos cruzados, anomalías de marcha, comportamiento anormal, retraso en el crecimiento y respiración anormal.
La hidrocefalia es una acumulación anormal de líquido cefalorraquídeo dentro del cráneo. Esta acumulación puede provocar una mayor presión intracraneal y dañar al tejido cerebral. Puede afectar solo un lado o ambos lados del cerebro.
La acumulación de líquido cefalorraquídeo se puede producir por un exceso de producción, por una obstrucción en el flujo o por una disminución de la absorción. La hidrocefalia puede ser adquirida o congénita. Cuando es congénita es más común en las razas braquicefálicas de perro.
Mojar o ensuciar la casa, somnolencia, exceso de voz, hiperexcitabilidad, ceguera, convulsiones, hinchazón en la cabeza, ojos cruzados, anomalías de marcha, comportamiento anormal, retraso en el crecimiento y respiración anormal.
Ambos tipos de hidrocefalia pueden ser congénitas, y manifestarse a las pocas semanas hasta un año de edad; o adquiridas, que puede darse a cualquier edad.
La obstrucción congénita puede estar asociada a causas genéticas que provoquen estenosis del acueducto o estrechamiento con hidrocefalia posterior. La hidrocefalia congénita también puede estar causada por factores ambientas como la exposición a teratógenos (medicamentos que interfieren con el desarrollo fetal) o deficiencia de vitamina A.
La hidrocefalia adquirida puede estar causada por tumores, abscesos, traumatismos, infecciones y hemorragias intracraneales. Inclusive un tumor en el ojo puede generar sobreproducción de liquido en el cerebro.
Se efectuará un examen físico completo en búsqueda de síntomas de presión intracraneal. El veterinario también solicitará un perfil sanguíneo completo y un panel de electrolitos para confirmar o descartar evidencia de trauma, infección o cáncer.
La radiografía del cráneo puede ayudar a diagnosticar hidrocefalia congénita, aunque la tomografía computarizada y la resonancia magnética permitirán llegar a un diagnóstico definitivo. Otras pruebas de diagnóstico son la punción lumbar y el análisis del líquido cefalorraquídeo para evaluar posibles infecciones y/o inflamación. Y finalmente el electroencefalograma que serviría para medir la actividad eléctrica del cerebro.
Para los casos severos se requiere hospitalización y/o cirugía. El tratamiento buscará reducir la presión intracraneal para que el cerebro no se vea afectado. El veterinario también tratará de reducir la producción de líquido cefalorraquideo y eliminarlo cuando sea posible. Cuando la afección sea leve, podrá utilizar para ello medicamentos como corticoesteroides y diuréticos. Sin embargo, cuando la afectación sea más importante, podría requerir una cirugía para el drenaje. Para casos graves, el veterinario podría realizar una derivación ventriculoperitoneal para derivar el líquido de la cabeza hacia el abdomen para que sea reabsorbido.
La hidrocefalia adquirida suele tener un mejor pronóstico si se trata antes de que el cerebro quede afectado.