Hemobartonelosis en gatos
Urgencia: Lo antes posible
Pronóstico: Reservado

La hemobartonelosis o micoplasmosis hemotrópica felina es una infección de los eritrocitos o glóbulos rojos ocasionada por la bacteria Mycoplasma haemofelis. Los gatos generalmente no muestran signos de enfermedad ni sufren de anemia severa a menos que se les haya extirpado el bazo. El bazo filtra y elimina las células enfermas pero si no está, entonces el cuerpo sufrirá una sobrecarga de glóbulos rojos dañados.

Síntomas

El 50% de los gatos infectados tendrán un inicio repentino de fiebre y:

  • Depresión
  • Debilidad
  • Falta de apetito
  • Encías blanquecinas a púrpura pálido
  • Bazo agrandado (esplenomegalia)
  • Ictericia
Causas

La especie M. haemocanis se transmite principalmente por la picadura de una garrapata o pulga infectada con la sangre de un animal enfermo. También se trasmite por contacto directo por mordeduras y por transfusiones de sangre, aunque esta última forma de transmisión es poco frecuente.

Diagnóstico

El veterinario realizará un examen físico exhaustivo, teniendo en cuenta el historial de la mascota para determinar la naturaleza de los síntomas. Se realizarán pruebas de perfil sanguíneo químico, conteo sanguíneo completo, análisis de orina y un frotis de la sangre. El frotis servirá para identificar los micoplasmas en sangre, mientras que una prueba de reacción de la Polimerasa (PCR) o una prueba de Coombs se podrá realizar para identificar positivamente la presencia de la bacteria.

Tratamiento

Si se detecta a tiempo, los antibióticos serán suficientes para tratar la infección acompañados de tratamientos con esteroides para la anemia en caso de estar presente. Pero si el gato está gravemente afectado por la infección, necesitará ser hospitalizado para suministrarle una terapia con fluidos y posiblemente, una transfusión de sangre. De lo contrario, en casos graves de anemia sin tratar, el gato podría morir. 

Se programarán citas de seguimiento para evaluar la condición de su gato y determinar el progreso tras una semana de tratamiento, donde se efectuará un recuento de glóbulos rojos y se evaluará los niveles de micoplasma. 

El gato podría ser portador de la bacteria aún si los síntomas desaparecieran. Por ello, no se aconseja criar a los gatos afectados hasta que no se reciba la autorización del veterinario. También conviene vigilar a otros gatos en el hogar y actuar rápidamente ante la aparición de síntomas.