Una fractura ósea normalmente provoca dolor e hinchazón o hematoma. En algunas ocasiones también puede detectarse a nivel visual un desplazamiento del hueso.
Si la fractura ósea fuera de alguna pata, el gato también la arrastrará o no la utilizará.
Los gatos suelen ser muy agiles pero pueden sufrir accidentes que provoquen una fractura ósea. Normalmente caen bien y por eso a nivel popular se dice que tienen 7 vidas.
Las fracturas del gato pueden ser abiertas o cerradas según si el hueso queda o no a la vista. Normalmente las fracturas abiertas requieren de un tratamiento más urgente porque de lo contrario podrían infectarse y empeorar el diagnóstico.
Una fractura ósea normalmente provoca dolor e hinchazón o hematoma. En algunas ocasiones también puede detectarse a nivel visual un desplazamiento del hueso.
Si la fractura ósea fuera de alguna pata, el gato también la arrastrará o no la utilizará.
Las causas más usuales son golpes o caídas del gato.
El veterinario realizará una exploración física. Si detectara dolor anormal en alguna zona, podría sospechar de la rotura de algún hueso y preguntará por la actividad realizada en los últimos días.
Para un diagnóstico definitivo será necesario realizar una prueba de imagen. Normalmente el veterinario encargará una radiografía para confirmar la sospecha y determinar el alcance de la rótura.
El veterinario primero tendrá que alinear los trozos de hueso e inmovilizar el hueso para facilitar su unión. En algunos casos será necesaria la cirugía y el veterinario podría tener que utilizar clavos, placas o tornillos para unir ambas partes del hueso y facilitar la regeneración de la unión.
Con o sin cirugía, el veterinario recomendará restringir la actividad del gato y podría utilizar férulas para una correcta recuperación.